Desde
hace un siglo, inmensas plantaciones comerciales de madera invaden
gran parte del territorio rural de Euskal Herria, especialmente
Bizkaia y Gipuzkoa, ocupando hábitats potenciales de nuestros
maltratados bosques de roble, haya, encina o aliso, hasta hacer
irreconocibles nuestras montañas y paisajes naturales.
Sin
embargo, este modelo caduco de política forestal intensiva (pino
insignis o de California, abetos, roble americano, alerce y castaño
japoneses, eucaliptos de Oceanía, etc.) genera importantes impactos
ambientales en el territorio y en el patrimonio natural común:
artificialización de las montañas, pérdida de biodiversidad y
desaparición de bosques, destrucción del paisaje, miles de km de
pistas forestales, extinción de especies, remoción y pérdidas de
suelos liberando grandes volúmenes de CO2
a la atmósfera,… En definitiva, “desiertos biológicos” y
“agujeros negros” destinados a la producción intensiva de
madera.
La
reciente destitución de Julian Unanue, ex-Director General de Montes
y Medio Natural de la Diputación de Gipuzkoa (DFG), era un paso
necesario para poder abordar por fin (1) las competencias inactivadas
de medio natural, (2) una profunda reforma estructural y del
organigrama foral, y (3) homologar así a escala europea unas
políticas avanzadas de protección de la naturaleza. Llamativamente,
este cese ha provocado que el PNV y los representantes del sector
maderero vinculado históricamente a él, se revuelvan en contra de
una valiente decisión y cambio de rumbo adoptados por el gobierno
foral.
La
DFG tiene la oportunidad de recuperar y reparar la “memoria
histórica” de los bosques naturales que un día cubrían Gipuzkoa
y ahora se hallan aislados en la divisoria con la alta Navarra y
Araba: Aizkorri-Aratz, Aralar, Aiako Harria, etc.
Subvenciones
públicas perjudiciales para el Medio Ambiente.
El
sector maderero durante décadas se ha beneficiado de una fiscalidad
anti-ambiental y de subvenciones públicas perversas: millones de
euros para financiar la destrucción del Medio Ambiente. Este sector
privado constituye una de las últimas trincheras de oposición al
cambio de modelo en el sector primario, y continúa abogando por el
paradigma de la producción intensiva.
¿Pero,
a dónde va a parar el dinero que se reparte entre los propietarios
forestales de Gipuzkoa? Los defensores del parasitismo de las
subvenciones públicas quieren hacernos creer que el 90% de los
propietarios forestales son baserritarras, pero las estadísticas del
sector destapan esa mentira. Las fincas de pinares que superan las
100 ha son el 1% de todos los propietarios, y acaparan tantos pinares
y tantas ayudas públicas como el 75% de todos los pequeños
propietarios juntos.
No
han sido pocos los casos de corrupción e irregularidades alrededor
del “sector forestal”, en connivencia siempre con el PNV:
Basolanak Elkartea, central de biomasa de Errigoiti (Bioforest Bost,
S.L.), Finsa Inama de Muxika, Smurfit Kappa, etc. Otro ejemplo de
opacidad es que los sucesivos Directores Generales de Montes de la
DFG se hayan negado sistemáticamente a publicar en el Boletín
Oficial las listas anuales de personas y entidades beneficiarias del
reparto del pastel de las subvenciones públicas a la producción de
madera. Personajes como Txueka, Aldanondo, Aizpitarte, Otazua,
Dorronsoro, Arrese, etc., son viejos conocidos del ecologismo vasco.
Por
el contrario, el movimiento ecologista entiende que todas las
Administraciones Públicas deben erigirse en la vanguardia de la
recuperación de la biodiversidad, los bosques y hábitats naturales
y las especies, generando actividad económica en torno a este
objetivo prioritario: la recuperación de nuestros bosques. Bosques
talados, pequeños, escasos, aislados, fragmentados, en un pésimo
estado de conservación ecológica, y con mínima capacidad de acoger
poblaciones estables y sanas de flora y fauna salvajes.
Gestión
de áreas protegidas y renuncia pública a la producción de madera.
La
DFG tiene la responsabilidad prioritaria de liderar la reconstrucción
de hayedos, robledales, encinares y alisedas en las 34.000 hectáreas
de suelo público existentes en Gipuzkoa.
Así,
el reto más importante para el nuevo tiempo en Gipuzkoa será la
implementación de un manejo activo, moderno y eficiente de las áreas
protegidas existentes, beneficiadas o no de su inclusión en la Red
Natura 2000, además de la creación de corredores ecológicos que
garanticen la conectividad ecológica.
Para
todo ello, un instrumento imprescindible es la renuncia a la
producción y extracción de madera en terrenos públicos, después
del aprovechamiento de las plantaciones madereras exóticas
existentes. Y esta responsabilidad pública debe ser compartida por
la DFG, los 39 municipios propietarios de montes de utilidad pública,
las Parzonerías de Gipuzkoa y de Gipuzkoa-Araba, y la Mancomunidad
de Enirio-Aralar.
En
este sentido, estamos atentos a las nuevas propuestas de una gestión
intensiva de la combustión de la biomasa forestal, que reproducen
esquemas altamente perjudiciales para el Medio Ambiente (similar a la
posición argumental de los lobbys energéticos del fracking).
Aquellas se pueden convertir en nuevas amenazas disfrazadas de
impulso al desarrollo local y a las energías renovables.
Finalmente,
otro reto foral imprescindible es abrir un proceso de democratización
y transparencia en la gestión forestal y de la conservación de la
naturaleza, estableciendo cauces reales de participación social y
municipal.
Oscar
Padura eta Garikoitz Plazaola Eguzki talde ekologista eta
antinuklearreko kideak.
iruzkinik ez:
Argitaratu iruzkina
Mundu guzia da libre nahi duen iritzia emateko, baina eskertuko genuke mezu anonimorik ez bidaltzea, zeini zuzendu behar gatzaizkion jakiteko mezuaren bukaeran norberaren izena jarri mesedez.
Ez da irainik onartuko eta errespetu falta sumatzen badugu jakin dezala bere mezua borratua izango dela.
Eskerrik asko.