2014(e)ko maiatzaren 19(a), astelehena

MODELO PNV, SECTOR MADERERO, O PORQUÉ SON ESCASOS LOS BOSQUES EN GIPUZKOA

Desde hace un siglo, inmensas plantaciones comerciales de madera invaden gran parte del territorio rural de Euskal Herria, especialmente Bizkaia y Gipuzkoa, ocupando hábitats potenciales de nuestros maltratados bosques de roble, haya, encina o aliso, hasta hacer irreconocibles nuestras montañas y paisajes naturales.
Sin embargo, este modelo caduco de política forestal intensiva (pino insignis o de California, abetos, roble americano, alerce y castaño japoneses, eucaliptos de Oceanía, etc.) genera importantes impactos ambientales en el territorio y en el patrimonio natural común: artificialización de las montañas, pérdida de biodiversidad y desaparición de bosques, destrucción del paisaje, miles de km de pistas forestales, extinción de especies, remoción y pérdidas de suelos liberando grandes volúmenes de CO2 a la atmósfera,… En definitiva, “desiertos biológicos” y “agujeros negros” destinados a la producción intensiva de madera.
La reciente destitución de Julian Unanue, ex-Director General de Montes y Medio Natural de la Diputación de Gipuzkoa (DFG), era un paso necesario para poder abordar por fin (1) las competencias inactivadas de medio natural, (2) una profunda reforma estructural y del organigrama foral, y (3) homologar así a escala europea unas políticas avanzadas de protección de la naturaleza. Llamativamente, este cese ha provocado que el PNV y los representantes del sector maderero vinculado históricamente a él, se revuelvan en contra de una valiente decisión y cambio de rumbo adoptados por el gobierno foral.
La DFG tiene la oportunidad de recuperar y reparar la “memoria histórica” de los bosques naturales que un día cubrían Gipuzkoa y ahora se hallan aislados en la divisoria con la alta Navarra y Araba: Aizkorri-Aratz, Aralar, Aiako Harria, etc.
Subvenciones públicas perjudiciales para el Medio Ambiente.
El sector maderero durante décadas se ha beneficiado de una fiscalidad anti-ambiental y de subvenciones públicas perversas: millones de euros para financiar la destrucción del Medio Ambiente. Este sector privado constituye una de las últimas trincheras de oposición al cambio de modelo en el sector primario, y continúa abogando por el paradigma de la producción intensiva.
¿Pero, a dónde va a parar el dinero que se reparte entre los propietarios forestales de Gipuzkoa? Los defensores del parasitismo de las subvenciones públicas quieren hacernos creer que el 90% de los propietarios forestales son baserritarras, pero las estadísticas del sector destapan esa mentira. Las fincas de pinares que superan las 100 ha son el 1% de todos los propietarios, y acaparan tantos pinares y tantas ayudas públicas como el 75% de todos los pequeños propietarios juntos.
No han sido pocos los casos de corrupción e irregularidades alrededor del “sector forestal”, en connivencia siempre con el PNV: Basolanak Elkartea, central de biomasa de Errigoiti (Bioforest Bost, S.L.), Finsa Inama de Muxika, Smurfit Kappa, etc. Otro ejemplo de opacidad es que los sucesivos Directores Generales de Montes de la DFG se hayan negado sistemáticamente a publicar en el Boletín Oficial las listas anuales de personas y entidades beneficiarias del reparto del pastel de las subvenciones públicas a la producción de madera. Personajes como Txueka, Aldanondo, Aizpitarte, Otazua, Dorronsoro, Arrese, etc., son viejos conocidos del ecologismo vasco.
Por el contrario, el movimiento ecologista entiende que todas las Administraciones Públicas deben erigirse en la vanguardia de la recuperación de la biodiversidad, los bosques y hábitats naturales y las especies, generando actividad económica en torno a este objetivo prioritario: la recuperación de nuestros bosques. Bosques talados, pequeños, escasos, aislados, fragmentados, en un pésimo estado de conservación ecológica, y con mínima capacidad de acoger poblaciones estables y sanas de flora y fauna salvajes.
Gestión de áreas protegidas y renuncia pública a la producción de madera.
La DFG tiene la responsabilidad prioritaria de liderar la reconstrucción de hayedos, robledales, encinares y alisedas en las 34.000 hectáreas de suelo público existentes en Gipuzkoa.
Así, el reto más importante para el nuevo tiempo en Gipuzkoa será la implementación de un manejo activo, moderno y eficiente de las áreas protegidas existentes, beneficiadas o no de su inclusión en la Red Natura 2000, además de la creación de corredores ecológicos que garanticen la conectividad ecológica.
Para todo ello, un instrumento imprescindible es la renuncia a la producción y extracción de madera en terrenos públicos, después del aprovechamiento de las plantaciones madereras exóticas existentes. Y esta responsabilidad pública debe ser compartida por la DFG, los 39 municipios propietarios de montes de utilidad pública, las Parzonerías de Gipuzkoa y de Gipuzkoa-Araba, y la Mancomunidad de Enirio-Aralar.
En este sentido, estamos atentos a las nuevas propuestas de una gestión intensiva de la combustión de la biomasa forestal, que reproducen esquemas altamente perjudiciales para el Medio Ambiente (similar a la posición argumental de los lobbys energéticos del fracking). Aquellas se pueden convertir en nuevas amenazas disfrazadas de impulso al desarrollo local y a las energías renovables.
Finalmente, otro reto foral imprescindible es abrir un proceso de democratización y transparencia en la gestión forestal y de la conservación de la naturaleza, estableciendo cauces reales de participación social y municipal.

Oscar Padura eta Garikoitz Plazaola Eguzki talde ekologista eta antinuklearreko kideak.


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